domingo, 21 de diciembre de 2014

Si bebes, condúcela.

XIII, Óleo sobre lienzo, 60x48  cms, Maggie L


















Hace noventa y nueve soles,
dos tormentas e infinidad de trasnoches 
soñó con vuestra última página, 
con cerrar la historia. 
Le duele el tiempo pues abandonó a las manecillas, 
le dio de lado y el reloj de pared le reprocha su ignorancia. 
Pero ella tiene el poder de acordarse de uno y cada día 
que no le preguntas por sus noches, 
de esas que ya no duerme sin soledad. 
Su preocupación no es encontrar los pasos del baile 
en el que se ha perdido, 
es saber que el tango es de dos y tiene el tiempo a des compás; 
mientras apura el paso por si le coges y tenga que explicarte su huida. 
Pero es que ella llueve por no llamarte,
por no seguirte los pasos y que le vuelvas a atormentar. 
Tiene el tango en su sangre y la piel le pide a gritos que se arañe, 
porque quema. 
Como quema cada eternidad de verdades 
que en un segundo se esfumaron 
y se convirtieron en demonios, apagados y sombríos. 
Que sí, que beber mata, 
como matan las carreteras. 
En donde si bebes, 
condúcela porque de tanto huir se ha perdido 
y le van los retos.

viernes, 7 de noviembre de 2014

Mientras tanto


Prometías el derecho a la vida, 
el derecho a la libertad y a la seguridad de mi persona. 
Prometías cosas como el sufragio universal, la igualdad ante la ley 
y mi inocencia hasta que se demostrara lo contrario. 

Prometías reformarme y hacerme un parque donde poder columpiarme. 
Prometías la luna a los que no tenían ni agua y el sol a los que no brillaban. 

Solía escuchar de tu boca tanto ruido, 
que distorsionabas. 

Ahora, 
es cuando yo te prometo, 
que mientras haya ciudades, leyes injustas 
o niños muriéndose de hambre. 
Que mientras goces tu vida de lujos
tu pueblo se hunde ante las calles que no limpias 
y que gritan los 29 de cada mes. 
Que mientras construimos tu yate con llagas en las manos, 
el mar siga negro por lo sucia que tienes tu boca 
o siga habiendo mujeres sometidas a normas y estereotipos. 
Que mientras nos calles a golpes y aquel padre suba a hombros a su hijo 
para que grite más alto. 

Tú y yo seguiremos en guerra.

viernes, 3 de octubre de 2014

(Fotografía: David Uzochukwu)

si te digo que no tengo miedo
mentiría
si te sé y te digo
acertaré
si a tanta cosas les diría que un café
contigo, amargará
prefiero callar que confesarte
que describirte, que dibujarte
pintando vacíos 
escombros caídos
hasta pétalos huyeron en una ocasión
por no querer saber de más daños
que el que tú hacías
pero sigues siendo y eres...
sin opción

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Deshazte de mi.


La guitarra suena, ella es la única que me mira mientras tus manos la miran a ella, haciéndola tuya. Hasta la nota más aguda y desafinada sonaba bien si eras tú quien me la dedicabas. Te amoldaste a ella y ahora te pertenece, sin embargo, pasaste tanto tiempo acariciándola que el movimiento desapareció de tu alrededor. Pasaste tanto tiempo sordo (por tu éxito), que te olvidaste de tu éxtasis, de tu marejada, de tu prioridad. Tanto, hasta el punto de que la ley me arrancó por inundar tu vida de mentiras que empezaron a afectar a lo que nunca te amoldaste como a aquella pobre, que ahora toca sola (con miedo) por si descubres que me busca y vuelvo a desordenarte. 

martes, 29 de julio de 2014

Tres de Octubre.


Cuando viste sus pequeñas manitas por primera vez, comprendiste que no habían dedos tan parecidos a los tuyos, aun sabiendo que tu mano eran seis suyas. Se fue haciendo mayor a la vez que adoptaba la rebeldía que tanto temías y la dulzura que tanto añorabas. A medida que descubría el mundo tenías miedo a que viera que le mirabas en cada paso que daba, como el labio que te mordías cuando salía a la calle o saltaba los barrotes de las aceras. Se parecía tanto a ti que la duda te mataba por descubrir esa rabia y esa insensibilidad que heredaría. Cuando ya no saltaba y sonreía como antes, te diste cuenta de que sus ojos sabían lo mal que lo hiciste pero sus labios no se pronunciaban por la misma impotencia que le daba el ser iguales. Y es que sus dedos ya no sujetan los tuyos como a la cometa que fabricaron juntos aquel verano. Es hora de que te des cuenta de que se fue llorando de tu mundo, tal cual llegó a él y de eso el mar ha oído rumores antes que tú.

martes, 17 de junio de 2014

Estamos solos.


Soledad. Tan querida por unos y tan odiada por otros. Aquella que nos tranquiliza, nos calma incluso nos duerme. Un 'solo' puede debiliarte ante la palabra 'peligro', pero puede hacerte más fuerte ante la compañía, la mala compañía. A la que le das tu todo y recibes su mitad. A la que lloras y a la que secas. Y es que es tan real que a veces se despista y viene y va. Soledad es que tu mayor miedo sea olvidarte las llaves y que nadie corra tras de ti, no cerrar del todo la puerta, es oir el aire y acompañarlo. Soledad es un baile sin miradas. Soledad es aquello que todos necesitamos, es descanso y es sueño. Es el fin de un camino pero el comienzo de otro. Que bonita la soledad cuando se necesita pero que desastre cuando sacia. Soledad, un sin sentido, la calma que alguna vez sentimos mientras soltamos palabras en susurro por miedo a que el ruido nos delate ante el silencio, que es lo único que acostumbra a escuchar, a escucharnos en soledad, para así no sentirnos tan solos.

jueves, 20 de marzo de 2014

Café y canela.


Cinco segundos nos bastó, sólo diez nos separan y quince nos suplican. Nunca había existido algo más débil que las miradas de colores oscuros que juntas daban café, como aquellas mañanas, que mañanas. El enredo de pelo, sabanas y alcohol no era una buena combinación cuando se trataba de responsabilidades, de las que se olvidaban contigo, canela. Café acanelado era el final de nuestra suerte. Y dime, ¿cuántos desayunos sirvieron nuestras miradas?, porque no me aclaro entre tanto silencio. ¿A cuántos labios hicimos morderse? y ¿a cuántos otros tocar mejillas?. Vamos a lanzar maletas abiertas, vamos a tratar de olvidar y no vamos a llorar, cielo, por los cientos de bares heridos con gritos que buscarían responsables, con sillas vacías rezando en soledad y con tan solo dos únicas culpables. Café y canela.Y es que treinta segundos resumen nuestras razones y aun así sobran diez.

miércoles, 12 de febrero de 2014

Gravity.


Eres mi gravedad. La causa de mi calma (pues mi impotencia te la llevaste). 
Camino despacio por si recoges ese destino que nos unía (y ya no tanto). Por si decides barrerme y acabar conmigo. Trozos de sinceridad, de vida (la mía), te llevas cada vez que me abandonas y es que me parece algo tan estúpido de coleccionar.
Y ¿sabes? La curva hacia tu casa está en obras y siempre me ha dado miedo los escombros en los que vives.
Empieza a ser agotador caminar por calles peatonales temiendo cada una de las caras que me miran, porque sé que algún día aparecerá la tuya y será suficiente para que te des cuenta (de una maldita vez) que me bajé de tus hombros. De tantas veces que no me sujetaste, me empecé a resbalar. 
Que estúpido por tu parte pues has tenido dieciocho años para explicarme la libertad, y todavía me cuesta escribirla. Como si cada letra me llevara a ti, como si cada rasgo que nos hace idénticos nos uniera. Y es que no sé si te has dado cuenta pero la vida nunca ha tenido dos ojos tan iguales en un mundo tan distinto.  Esta historia (común) es simple, y trata de que ''los polos opuestos se atraen'' y yo nací encadenada a tus manos, sin elección. No me queda otra que disimularte (o arrancarte).