lunes, 29 de julio de 2013

La historia de su vida.


La preocupación de aquella muchacha de ojos comunes no es el absurdo amor (ese por el que cientos lloran, pero el que poco sienten y valoran) su preocupación es más amplia; ha perdido virtudes, ha perdido muchos ''porque ella es especial'', ha perdido sonrisas. Su orgullo, no es como el de los demás, este se encuentra en un juego de escondite, donde juega solo, porque los otros no quieren esconderse, prefieren permanecer firmes y constantes. No hay dolor más grande que la pérdida, incluso la pérdida de uno mismo, su ''sin rumbo''. No hay lugar en el mundo, por muy lejos que sea, que sepa donde buscarla, ella está pérdida entre mentiras y este es el peor escondite. Su sitio está en lo perdido, allí donde nada se encuentra fácilmente, donde descubrir es el objetivo. Siempre el perdón ha salido fácilmente de su boca, como si se tratasen de besos volados, tan comunes. Los cupones del perdón, poco a poco se agotan, no porque le cuesten si no porque ya no tiene más perdones con los que fabricarlos, es decir, ya no recibe plegarias. Ella es el centro de su mente, pero no el centro de su mundo, pues permanece al lado de cuerpos bonitos, esos que la apagan. Su mayor pena no es la suya propia, es la de los demás. Pues tiene el poder de controlar sus heridas, para poder curar la de otros. Sus palabras son hirientes pero reales, por ello suelen ser más ignoradas que escuchadas. Es una niña de mar, hija de marinero, rázon de que sus gritos no sean escuchados, más por dos gaviotas y cuatro rocas sin razón. Sigamos.. sus aspiraciones no son de grandes casas ni muchos novios, ella opta por lo simple, lo sencillo (palabra con la que tiene en común su mayor virtud). Su crecimiento partió de una bonita amistad, que es la más real que tiene ahora, pero la que ha pasado muchos ''noes''. Aun así vivió una preciosa también pero con un final más cruel, que le es fruto de las lágrimas, aquellas que jamás perdieron juntas, pues todo eran sonrisas. Su infancia trataba de columpios gigantes, grandes sueños y pocas preocupaciones, digamos que perfecta. Ella llora, no porque la quiera revivir sino porque la añora. Su ''media vida'' desapareció de su primer plano, y desde ahí ella no puede olvidar, le duele tener que atravesar una barrera para continuar con su vida, con sus vidas. Sus cabellos son resistentes y su sonrisa aún más. Ella no llora por su vida, llora por sus ganas de vivirla (y eso cuesta). Niña de cabello rubio y lágrimas negras pero sonrisa luminosa. Su mayor dolor es no sentirlo en ocasiones ni a él mismo. Ahora esa pequeña, que ya no lo es tanto (aunque le pese) abre los ojos ante un mundo distinto, donde esos toboganes ya no son tan bonitos, pues por ellos han pasado los mismos que ya no se preocupan por ella, y eso araña. Llora (que verbo tan maldito y repetido) con la cara mojada, escondiéndose, porque es lo que mejor se le da. Todos le mienten, y ella les deja, aguanta y cuando dice y grita, está mal para el mundo. Ella es risueña y no ha crecido (eso es lo que más me gusta). Se encuentra en este momento quieta, pero preparada para la salida (el mundo tiene una nueva competidora). Ahora solo espera para poder salir, a su otra mitad, quien la ha abandonado por un tiempo y eso, le ha matado. Como le mata que cada vez que va a salir de meta, algo se lo impida. 
Preciosa de ojos marrones, nacida entre blues y rock 'n' roll, sigue corazones no prototipos (adorables ídolos) y esto la hace divertida. Es muy feliz, y no busca su felicidad, busca su estabilidad, su control, porque se le va de las manos (hasta ella misma) como los vasos de cristal, esos que están acostumbrados a caer cerca de sus pequeños pies. Su cabello no espera que lo acaricien porque tiene los mejores amigos (sus ángeles) que ya se encargan de eso. Su mayor secreto es que ella tiene a alguien que la entiende cuando ni ella misma lo hace y eso, por muchas heridas que tenga su piel, siempre la hará achinar sus ojos (adorable color rojo). Familia de muchos, con una capitana que está a la deriva, pues sus palabras fueron (pero no están siendo) cumplidas. Rodeada por bastantes (según su criterio) pero son los que son, sin más. Y eso, le gusta saberlo. Como todo pasa, y nada permanece, ahora os revelaré su mayor felicidad: hacer que nada le preocupe, pues todo se le olvida. Curioso caso de extremismo ¿verdad?.

                                                                                                                   y esta..es suya entera.

jueves, 18 de julio de 2013

Aquellos días.


Una tarde de Junio, poca lluvia inundaban las calles de gente con gafas, abanicos y grandes y viejos toldos azules. Dos niñas jugaban con sus melenas, tan iguales como distintas. Largas, pero de una manera diferente. El rubio de la pequeña era limpio y sano, mientras el oscuro inundaba los rizos entrelazados con los que jugaba la pequeña de pelo liso.
Sus ojos no se cruzaban pero sus manos se tocaban y sus risas coincidían. Todo parecía dar lugar a una unión verdadera y única. Siempre encontraban el mismo barco en el mar, y siempre pisaban las mismas aceras, se distanciaban una de la otra, pero rápidamente giraban sus cabezas para ver si corrían tras de ella.
No habían niñas más bonitas cuando estaban juntas, y más tristes cuando sus pelos no se rosaban.
Pero llegó un mes de Junio, en el que sus largas melenas, se encontraban diferentes, con muchos más cortes y con muchos más cambios. Sus manos grandes no se querían rosar, el rubio pasó a ser más oscuro, mientras que los rizos de la mayor fueron desapareciendo y cambiando constantemente de color.
Aquel barco desapareció, ahora ambas caminan, incluso huyen, pero por aceras diferentes.No existirán uniones tan verdaderas, no habrán risas más sinceras, se acabaron los juegos.
Ahora, los cabellos se buscan, pero la distancia les impide tocarse, cuando se ven, se alejan, es más, no se quieren acercar, porque ambas cabelleras saben que si se unen las risas no serán tan sinceras y el color de uno apagará el otro. Niñas que nacen juntas, mueren solas..