No te arrepientas de llorar. Porque una lágrima es lo más sincero que existe en el mundo. La lágrima aparece como una palabra que expresa dolor, sincera, libre y segura. No temas llorar por miedo a que tus lágrimas se agoten o por temor a parecer otro que nunca enseñaste, por miedo a borrar la imagen firme de tu mirar, o la postura tensa de tu torso. Siéntate, agárrame la mano y llora... Sin miedo a un mañana, sin esperar un después. Pero por favor, no te tapes la cara. Quiero ver tus ojos empapados, quiero verte sincero, libre, seguro. Llora hasta que tu cara se seque y hasta que tus ojos descubran que el dolor pasó y se calmó, para esconderse en su refugio y salir cuando lo necesites. Por ello, no te arrepientas de llorar porque esas lágrimas sinceras cayeron cuando naciste y caerán cuando te vayas.