domingo, 21 de diciembre de 2014

Si bebes, condúcela.

XIII, Óleo sobre lienzo, 60x48  cms, Maggie L


















Hace noventa y nueve soles,
dos tormentas e infinidad de trasnoches 
soñó con vuestra última página, 
con cerrar la historia. 
Le duele el tiempo pues abandonó a las manecillas, 
le dio de lado y el reloj de pared le reprocha su ignorancia. 
Pero ella tiene el poder de acordarse de uno y cada día 
que no le preguntas por sus noches, 
de esas que ya no duerme sin soledad. 
Su preocupación no es encontrar los pasos del baile 
en el que se ha perdido, 
es saber que el tango es de dos y tiene el tiempo a des compás; 
mientras apura el paso por si le coges y tenga que explicarte su huida. 
Pero es que ella llueve por no llamarte,
por no seguirte los pasos y que le vuelvas a atormentar. 
Tiene el tango en su sangre y la piel le pide a gritos que se arañe, 
porque quema. 
Como quema cada eternidad de verdades 
que en un segundo se esfumaron 
y se convirtieron en demonios, apagados y sombríos. 
Que sí, que beber mata, 
como matan las carreteras. 
En donde si bebes, 
condúcela porque de tanto huir se ha perdido 
y le van los retos.